viernes, 5 de noviembre de 2010

La guarida del Ogro


Esto que se dice de que un perro, su rostro y dejes, son el fiel reflejo de los de su amo, hay quien lo hace extensible a las moradas, no de los perros, sino a las de los amos. Desconociendo cuánto pueda haber de cierto en ello, lo que parece indiscutible es que desencaminado no va el asunto. Ya sea porque mediante la casa/residencia/guarida, o la ausencia de la misma, por regla general su busca algo, ya sea estar cómodo o no estarlo, ya sea protegernos del exterior o buscar que sea punto de encuentro, ya sean mil importancias o nimiedades, ya sea todo o nada… al final, a través de ella y de sus características, canalizamos y representamos anhelos, taras, dejadeces o complejos, o intentamos disimularlos, o todo lo contrario… con lo que algo dirán de nosotros. Un cierto, dime dónde/cómo vives y te diré cómo (a lo mejor) eres, aunque tú no lo sepas.

Aunque ya nos hemos ocupado de ella, deslumbrante resulta la casa idealizada que Carlos Castilla del Pino se sacó de la manga cuando era un chaval, croquis infernal que, si lo llega a hacer en los tiempos que corren, habría supuesto el inicio de un interminable viacrucis de intervenciones psico-logopedas ante el estrés-pánico que sus sigloveintiunoañeros padres habrían sentido contemplando semejante gracia de la criatura. Pobre Carlitos en esa situación.

Lo que muchas veces habita en esas guaridas es la esquizofrenia más descarada. Otras, la pura normalidad, si es que una y otra son definibles o identificables en un entorno. Lo mejor de todo es la idea preconcebida que uno se forma y su posterior falta de acierto. Otras veces la identificación y el acierto sí que son plenos. El caso es que sorprendentemente, o confirmando lo que era de esperar, nos encontramos a Cioran en su cuchitril destartalado, a WFaulkner en la opulencia de su mansión, a PNeruda en el despilfarro obsesivo de sus colecciones y vistas al mar, a Heidegger en un chamizo minimalista en medio del bosque. A TBernhard escondido en medio de la Alta Austria entre cuatro paredes y casi sin techo. A Céline en su desvencijada Maison de Meudon tras haberse aquilatado en Sigmaringen o en prisión. A Yukio Mishima en su europeizante palacete nipón, a Virginia Woolf en su habitación, etc.


De todas ellas, una es la más perfecta materialización del Páramo a través de vigas, ventanas, puertas y pinchones: la inigualable cabaña de guarda forestal de Kerouac, en el parque nacional de North Cascades. Para allí me iba hoy mismo. A falta de mar esas nubes en las que el chapuzón resulta inevitable. Deleitaros con ella:




lunes, 1 de noviembre de 2010

El mito RB y el Reich



El otro día dieron en La dos un documental dedicado al chileno del que ya os hablaba en el post “Imaginería equis” de 22/Marzo/2010, entrega aderezada con el estridente Houellebecq y alguna que otra ninfa de Manara o Andrew Blake.

A fecha de hoy, el chileno es un mito. Básicamente ese el mensaje elemental del programa, cosa totalmente independiente de si es o no buen escritor, de lo que, por otro lado y tras leer “Los detectives salvajes”, a mí no me cabe ninguna duda, por no decir que lo de los “real-visceralistas” y su correlativo “real-visceralismo” es gloria pura y dura. Sólo por eso, amén RB. Eso sí, esa espectacular novela, de lo que le conozco, me parece de largo lo mejor; otras cosas me resultaron más bien decepcionantes, entre ellas muchos de sus alabados relatos… Pero volvamos a La dos. El principal motivo que me llevó a ver el documental era la esperanza de que dieran alguna clave o pista sobre qué le pasaba a este chileno con el Führer y sus huestes. No hubo tal pista o clave, qué pena.

Podrá ser casualidad o no, mensaje cifrado o provocación, treta comercial o yo qué sé, pero el que un chileno, hogar de adopción de tantos y tantos angelitos tedescos, se suelte con su sorprendente “La literatura nazi en América”, pueble sus relatos y libros de varios “Herren” y “Frauen”, y se explaye post mortem con la novela póstuma “Tercer reich” a mí me deja con un intríngulis mental. Yo creo que RB es otro de esos espíritus que “saben algo”, como Nossack, pero algo serio de verdad. Y no nos lo quieren contar por las buenas, menos ahora que ya no están… Qué le vamos a hacer, si no quiso largar en plan te diré lo que sé, pues sus razones tendría

El caso es que me quedo con la sensación de que RB estaba también obcecado/obsesionado con el redundante asunto. Seguro que conoció a algún receloso y esquivo personaje de ojos azules. Posiblemente vivía en alguna casa de madera de la Baviera chilena, frente al océano. Apuesto a que era encantador en el trato cercano, de educación florida y con un lado, menos visible de buenas a primeras, la mar de oscuro.

sábado, 30 de octubre de 2010

Messner, de tú a tú con el Mismísimo


Lo dejó dicho informalmente un conspicuo líder político (de iniciales X.A.): que él supiese, de tú a tú con el mismísimo sólo hablaban el propio X.A. (toma comentario) y Reinhold Messner. Lo del fantasma politiquillo no me lo creo, fanfarronada y poco más, lo de Messner es harina de otro costal.

Andar subiendo sin oxígenos y preparados vitalizantes varios, de tachuela en tachuela de ocho mil y pico metros, como quien se despacha una siesta, está al alcance de muy pocos. Lo que estos pocos se encuentran allá arriba son palabras mayores. Y no digamos un personaje como RMessner, no un atleta en busca de retos, sino un verdadero inspirado, portador de un designio y un halo cuasi místico/fatal, que sube y sube por cualquier cosa menos por hacer ejercicio o sacarse una foto. Entre las sinuosas virguerías que la falta de oxigeno debe producir en cerebros de toda índole, más el subidón anímico - hormonal que semejante conquista/esfuerzo/superación debe suponer, más eso de estar donde acaba algo, y por lo tanto empieza otra cosa, sintiendo el mundanal sinsentido enterrado a tus pies, más no sé cuantas cosas más, todo eso junto implica que la diferencia entre delirio y cordura, simple y llanamente, no deba estar muy clara allá arriba, y esto en caso de que exista. Fascinante

Otro iluminado, Werner Herzog, estaba hechizado con la montaña y con Messner, su profeta. Entre su filmografía tiene una peli “El grito de piedra” dedicada a la escalada al vertiginoso Cerro Torre patagónico, cumbre de ensueño cuya conquista es aún hoy pasto de una agria polémica, dudas y polémicas que, en relación a su primer visitante, también acompañan al Everest, K2, etc. Werner filmó también un alucinante documental “Gasherbrum, La montaña luminosa”, casi casero/aficionado, dedicado a Messner y a su increíble ascensión al Gasherbrum en el año 1984, junto con un compañero y, como quien dice, a pelo, sin oxígeno, ni campamento base, ni tiendas, ni nada de nada… Herzog, imbuido por el lirismo que lo caracteriza, cuenta también con los inefables Popol Vuh para poner las notas a algunas de las preciosas imágenes del documental. Reinhold Messner transmite un algo de difícil catalogación, pero apreciable a simple vista.



Estas imágenes de escaladas tienen un algo que me dejan pasmado. Pocas más impresionantes que el documental que grabaron Ardito Desio y los suyos cuando en el año 1954 la expedición italiana pisó el Kappa Due, montaña asesina por excelencia, inmortalizando a Compagnoni y Lacedelli como mitos nacionales. El libro de esa expedición lo hay en mi casa desde que nací, y desde pequeño estos italianos me tenían rendido, y ello a pesar de la pena que me daba Fritz Wiessner… Esto de las montañas parece ser campo abonado para las dudas y polémicas, para el choque de egos y de honores patrios. Las sombras de los mitos de George Mallory en el Everest y del citado Fritz Wiessner en el K2 siguen persiguiendo a sus oficiales conquistadores, neozelandeses/tibetanos por un lado e italianos por el otro. El querer creer que Mallory/Wiessner habían llegado arriba veinte años antes, con pantalones de pana y chaquetas de tweed, suele tener tanta o más fuerza que el hecho de que dichas conquistas no tienen pruebas objetivas que las cimenten… Tampoco se libran de polémicas nuestro profeta y su escalada al Nanga Parbat en 1970, junto con su hermano Günter Messner y que acabó con la vida de éste, dejó tocado en cuerpo y alma a Reinhold y supuso que profesionales de la porfía y la desconfianza alpina, se dedicaran a darle vueltas al qué, al cómo y al por qué de lo sucedido.

Para acabar acompañemos a WHerzog en su periplo por el Cerro Torre, imán descomunal que sólo verlo da mareos. Vaya narices subir ahí...

viernes, 29 de octubre de 2010

Belew aluniza en Roma

Hace poco os anunciaba que Talking Heads me había deparado recientemente una sorpresa con la que no contaba. “Remain in light”, disco estratosférico y especulativo, da la sensación de ser uno de esos encantadores e irrepetibles milagros de estudio. Injusto sería pedirle a una banda que se ponga a tocar semejantes mixtificaciones de laboratorio en directo, porque la cosa parece harto imposible. …Pero del espacio exterior, del mismísimo Trafalmadore, vinieron a solucionar tan insignificante minucia.

Tras grabar el disco, en el año 1980, los originarios Talking H, acompañados por el alien Adrian Belew, Bernie Worrell y demás rítmicos compinches contratados para el parto de la criatura, salieron de gira en su ensaladera voladora no identificada. Resulta que en la RAI van y graban el concierto que dan en Roma nada más aterrizar. De risa. Tocan cuatro canciones del disco de nuestros desvaríos, de esas que parece imposible hacer una versión mínimamente presentable en directo: “Born under pushes”, “Crosseyed and painless”, “Houses in motion” y “The great curve”. Pues hay que ver lo que es tocar en directo, a mí me da la risa. Ahora se consigue en DVD el concierto de marras. Va una de esas canciones, mi favorita, con el escenario lleno de extraterrestres y también algunos humanos:



Mientras que cuatro años más tarde, en “Stop making sense”, era Bernie Worrell quien estaba en un estado de gracia total, en Roma, Adrian Belew asusta. Parece un extraterrestre sin antenas. Entre 1977 y 1979 estuvo en la banda de FZappa, asistiendo a lo que él llama “The Frank Zappa school of rock” como segundo guitarra del patrón de la perilla y el bigote. Con el Electric Don Quixote debió hormonar a tope. En la gira con Talking H está desatado, iluminado, estelar, ser de otra galaxia. Con un sonidazo impresionante, una Fender preciosa y unos solos de verdadero alucinado, experimentos futuristas de treinta segundos… basta con llevar el cursor al minuto 3:40 del siguiente video para ver y oír cómo se toca la guitarra en Trafalmadore, Venus o Saturno:



O al minuto 1:55 de este otro… qué entrada, como una catenaria los pelos:



Después de semejante alunización el extraterrestre ABelew dejó el grupo. Fue para meterse en alguna clínica y hacerse una lobotomía operado por el cirujano Robert Fripp… qué pena, no volvió a ser el mismo.

Witold G y Herr Thomas B



¿Qué les pasará a estos dos mirlos de río con lo espejos?... Me llegaron el otro día por correo una Conversación y un Testamento en pasta dura, con fotografías y muy bien conservados. Uno de los protagonistas es un escritor como hay muy pocos. Puestos en chorradas del estilo cómo quién te gustaría tal cosa, si tal cosa fuera escribir, yo querría hacerlo como Herr Thomas B. Es de esos individuos de los que uno tiene la convicción de que cualquier pedorreta, exabrupto, frivolidad o fruslería, estando por escrito, merece la pena. Qué maneras se gastaba este arisco personaje...

Tras leer sus cinco relatos autobiográficos, absolutamente apabullantes, resultaba inevitable devorar algo más de este austríaco glorioso. “El sobrino de Wittgestein”, “Sí” y “Trastorno” no hicieron más que dejarme pasmado. Martillo pilón, tozudo, tenso y todo fibra. “Conversaciones” no tiene desperdicio y hasta “Mis premios”, en otro registro y supongo que fruto del afán publicador de alguna editorial, tiene momentos de nivel. A Thomas Bernhard hay que leerlo a narices. En pocos escritores se aúnan unas cosas y una manera de contar esas cosas tan tremendas. Toneladas y toneladas. Herr Thomas, al igual que Herr Méndez Ferrín, pesa toneladas cada vez que escribe algo sobre el papel…

Quien ya haya caído rendido ante este glorioso austríaco, y haya alucinado con la narración del acongojante periplo hospitalario tuberculoso/pneumo-torácico del joven Thomas, debe leer sin falta “Pabellón de reposo” de CJCela. Distinto trayecto aunque mismo destino. Ambos lo bordan. Impresionante libro. Prohibido durante años en hospitales y centros anti-tuberculosis; Cela, en alguno de sus libros, y este es sin duda uno, deja entrever tal dominio de su profesión que acojona. Es un tío que si quisiera sería capaz de dar cien volteretas en un minuto, luego hacer el pino apoyado en una sola mano mientras con la otra bate unos huevos, para luego subir el Mortirolo con el piñón pequeño y esprintando desde la primera rampa y al llegar a la cima aguantar la respiración más de cuatro minutos. Un portento al margen de preferencias y manías.

El otro protagonista, como escritor no es lo mismo. Aunque para gustos se pintan, Wiltoldo está a años luz de Herr Thomas. A lo mejor es por eso, intuyendo el propio WG sus limitaciones, que la fama le viene más por sus opiniones, comentarios y críticas, en general chirriantes y poco masificadas, para muchos radicales y estrafalarias; para otros rabietas de niñato/mocoso o resentido; para otros resultado de un ego atroz y de su falta de integración aquí y allá… todo ello anecdótico cuando el resultado tiene el nervio y arranque que tiene en el caso de Gombrowicz. Y parece que quien tenga interés por el asunto debe recurrir a sus “Diarios”, pues es en ellos donde WG se desata. Aún no los he leído, pero por lo visto en “Testamento” la cosa promete. Verdadero sacrílego, o hasta hereje iconoclasta si se quiere, siendo argentino de adopción, uno se imagina lo poco populares que debieron ser sus incandescentes diatribas contra el Bonaerense Universal, monumento nacional e indiscutible fuera de serie, de las que en Testamento nos encontramos con un verdadero incendio incontrolado. Hogueras de esa índole no se apagan ni emigrando, que es lo que acabó haciendo WG. El propio Witoldo comenta en “Testamento” que el interés de la inmensa mayoría de diarios/autobiografías/memorias se encuentra en el menudeo y detalle de las relaciones del protagonista con destacadas personalidades. Dicha vertiente estaba vedada para WG, personaje asocial, vanidoso e inexorablemente centrado en la más elemental lucha de subsistencia . De ahí que, ante la ausencia del menudeo de famosos (qué distinto a Gide, Zweig, etc.) una de las soluciones que le quedaban a Gombrowicz para distinguirse y atraer era nadar contra corriente y olvidarse de respetos de medio pelo y demás convenciones sociales. El resultado en "Testamento" es muy jugoso, dícese que en sus "Diarios" mucho más.

viernes, 22 de octubre de 2010

Canciones siderales


Hace años me insistió Joseiño en que oyese una recopilación de Talking Heads que había grabado. Que me iba a encantar, me decía, aunque sabía que no eran santos de mi devoción. Lo que hasta aquel momento había oído de ellos no estaba mal, pero tampoco muy bien. El caso es que no había oído lo que había que oír. De aquella recopilación dos canciones: “Houses in motion” (Remain in light, 1980) y la versión en directo de “This must be the place” (Stop making sense, 1984) me dejaron acojonado. Insuperables. Palabras mayores, diez absoluto.

Hasta un portentoso descubrimiento que hice hace quince días, lo mejor de Talking Heads para mí eran: el Lp “Remain in Light” y el Lp/Dvd “Stop making sense” que viene a ser una actuación en directo grabada para cine en el año 84.

Este grupo es la excepción que confirma una regla. Normalmente cuando a una banda de rock le echa el guante un productor obsesionado con los arreglos, y con cierta tendencia al empalagamiento musical, el desastre está asegurado. No es el caso de Talking Heads. Pasaron de ser un grupo bueno, pero nada más, a destacar de verdad. De por medio este disco: “Remain in light”, en conjunto alucinante, con algunas canciones tremendas, el reclutamiento de músicos fuera de serie (Adrian Belew, Bernie Worrell, etc.), y un trabajo en el estudio que hace que el dichoso Lp suene que es un escándalo. Magia total. “Remain in Light”, grabado entre 1979 y 1980, suena fresco, innovador y complejo aún ahora. Hace treinta años que estos tíos bordaban unas canciones distintas, canciones que un critiquillo de estos días, si fueran de alguna figura actual, calificaría como el definitivo grito de la electrónica, el drum & bass, el chill out, y demás incomprensible parentela… La portada y la contraportada espectaculares… y varias de las canciones: “Born under punches”, “Crosseyed and painless”, “Houses in motion”, "Listening wind” verdaderamente siderales. Con oír la primera uno ya se atraganta:


“Stop making sense” (1984) de Jonathan Demme/Talking Heads es la prueba palmaria de que sin pasta, con buenas ideas y saber hacer se puede tocar el cielo. Y siendo un concierto, entra más por la vista que por el oído. Una verdadera pasada. Los músicos de gris, fondo negro, imágenes proyectadas en la parte posterior del escenario, sombras y luces móviles, David Byrne, otro histrión mayor, en su salsa, vestido con un traje mil tallas más grande, bailando con una lámpara… Basta con ver las versiones de “This must be the place”, cuya introducción instrumental, que a mitad de canción se repite, es gloria pura, irrepetible, para oír un millón de veces, tremendo BWorrell, y de “Girlfriend is better” con Byrne oversized haciendo el espermatozoide (si queréis, pinchad en la imagen para ver los videos a buen tamaño):





Por hoy está bien, próximamente el último, y cañerísimo, descubrimiento.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Hotel Terminus II

Con semejantes mimbres, y como con casi todo, se pueden hacer dos cosas: algo alucinante, o una chapuza. Hotel Terminus es alucinante. Ya os adelanto que “My enemy´s enemy” (Kevin Mcdonald, 2007), en comparación, es una chapuza. Y eso siendo un pseudo-remake del documental de Ophuls, y aprovechándose de lo ya realizado y de la mayor perspectiva que puede dar el paso del tiempo. Pues vaya sucedáneo.

Por Hotel Terminus desfilan, sin cortapisas de tipo alguno, los testimonios de víctimas y verdugos (eso sí, sin acompañamiento kitsch de música de violines para unos, ni trepidencias wagnerianas para otros), miembros de la Resistencia, partícipes de la reunión en la que fue apresado JMoulin, el propio René Hardy (acojonante personaje desarrapado que recuerda a LFCeline), miembros de la Rat Line, espías de todos los bandos que compartieron andanzas con Barbie, cazadores de nazis, encubridores, dictadores, generales, abogados, periodistas, el gaseoso Régis Debray, ministros, el impactante Jacques Verges, etc. Te quedas pegado, sin parpadear. Gloria pura.

Vino luego Kevin Mcdonald y debió pensar: ésta es la mía, no creo que mucha gente haya visto Hotel Terminus. Evidentemente el tema y sus tangencias son espectaculares. Venga documental en el 2007. Venga título fashion: “El enemigo de mi enemigo”. Venga ritmo ágil de video clip, venga buen rollito, venga sólo hora y media de duración, venga acompañamiento de violines cuando salen víctimas, venga trepidencias ocaso/wagnerianas cuando salen los malos, venga superficialidad… vaya patata de peli. Y eso que sistemáticamente sigue el guión de Ophuls, y eso que entrevista (es un decir) a los mismos protagonistas aún vivos.




En el fondo, a cualquiera de nosotros se nos puede tratar como a borregos o como a personas. Darnos todo (mal) cocinado y encapsulado para que traguemos opíparamente, sin esfuerzo ni daño, sin distinguir lo que hemos engullido, o presentarnos las cosas de manera menos cocinada, menos sobada, y que cada cual se cocine sus viandas.

Esto nos lleva por derroteros patético/actuales que trataremos próximamente. La apabullante proliferación de anuncios y propuestas grandilocuentes carentes de cualquier contenido posterior. Como postres espumosos que bajan solos. El estilo videoclip de tres minutos elevado a la enésima potencia. Como si fueran políticadas abstracto-populistas, pero trasladadas al llamado mundo de la “cultura” Sin ir más lejos, la superficial “My enemy´s enemy” se habrá anunciado como: portento de documentación/investigación sobre uno de los episodios más turbios de la historia del S.XX. Y un largo etcétera de epítetos, a cada cual más ostentoso: monumental, sobrecogedora, arriesgada... La realidad: superficialidad y simpleza fashion a cántaros.

...Uno coge cualquier revista “seria” en la que inocentemente nos podamos interesar ante la profusión de ráfagas de anuncios estilo videoclip-telegráficos: todo sobre Xxx, o, la mejor selección de Kkk, a tumba abierta con Sss, la lista definitiva de Hhhh, etc., para luego encontrarse con artículos, o documentales, o lo que sea, de tres renglones de obviedades y simplezas que sólo consiguen dos cosas: escandalizar a los interesados en el asunto por las chorradas mix que presentan, o, por si fuera eso lo realmente pretendido, no aumentar ni en un miembro la lista de personas interesadas en el asunto ante lo simple y melifluo de la propuesta… ¿Alguien se ha parado a ver la llamada programación cultural, por ejemplo, de las teles públicas? Con ese pueril estilo videoclip-telegráfico de explicarle la fisión nuclear a niños de tres años… Are you kiddin´ folks?

viernes, 8 de octubre de 2010

Hotel Terminus I


Junto con la inigualable “Shoah” y la iniciática y lírica “Noche y niebla”, “Hotel Terminus” forma parte de lo mejorcito que se ha realizado sobre el obsesionante asunto. Si para empezar, “Noche y niebla” duraba media hora y después “Shoah” más de nueve, Marcel Ophüls se decantó por una media razonable y paró el metraje de su impresionante “Hotel Terminus” en cuatro horas y media. Parecen poco.

Que la realidad, en no pocas veces, supera con creces a la ficción resulta un lugar común imposible de no traer a colación cuando uno repasa las andanzas de un individuo como Klaus Barbie, así como el conjunto de intereses, a cada cual más infame, que en su deambular vital van concurriendo y se van atropellando sin rubor. Triste asunto. Aunque KBarbie no deja de ser uno de tantos en la lista de indeseables nazis, a mucha distancia de otros de ellos, no en cuanto a sadismo, pero sí en cuanto a cantidad de víctimas, no sé si el azar o qué han querido que sobre él se posaran los objetivos. La cosa sería como os describo a continuación:

Durante la ocupación francesa las SS y la Gestapo sitúan su sede de Lyon en el mentado Hotel Terminus. Entre sus mandamases se encuentra Klaus Barbie. La violencia gratuita y el sadismo se le suponen inherentes. El cumplimiento de las órdenes de manera recalcitrante y fría, también.

En junio de 1943 es arrestado, y posteriormente torturado, el líder de la resistencia Jean Moulin (fallecido luego en un traslado y en la actualidad mito nacional de la France). Aunque es asunto debatido aún ahora, dícese que por una confidencia de René Hardy (doblemente juzgado por ello), también miembro de la resistencia y que habría entonado las tristes notas de la delación sometido a los métodos de Herr Barbie.

Con el Tío Sam ya asentado en Francia a KBarbie le suena la flauta y empieza a colaborar con los servicios secretos americanos: el C.I.C. En sus archivos aparece como “idealista” y “fanático anticomunista”. De trato afable y hombre relativamente culto es fuente inagotable de información y contactos. Mejor no escarbar en su pasado no vaya a resultar insoportable tenerlo como compañero de trabajo.

Pasan los años, va desapareciendo el absoluto caos de la primera posguerra y Francia, aparte de juzgar a René Hardy por delator y elemento necesario en la desaparición de un Moulin ya elevado a los altares de la grandeur, pide que se le entregue a KBarbie, torturador de Moulin, aparte de artífice de otras notorias fechorías, entre ellas algunas terribles, niños mediante.

El Tío Sam, que sin ser muy suspicaces podemos entrever que desde un principio estaba al corriente de la catadura de KBarbie y de su criminal condición, no está por la labor de entregarlo. En todo caso, ya durante el procedimiento de Hardy había indicado que permitiría que fuese entrevistado en Stuttgart, pero nunca trasladado a Paris. Lo que sí hace es presentar unas disculpas a nivel institucional al gobierno francés, y empieza a discurrir qué hacer con el elemento KBarbie

Resulta que la cosa no es tan fácil de valorar. Infestado por espías soviéticos, la entrega de KBarbie a los servicios secretos gabachos habría supuesto su interrogatorio por éstos, quienes, aparte de hacerle pagar, ansiaban sonsacar a KBarbie la mayor cantidad posible de información sobre sus nuevos patrones, el C.I.C. de los yanquis. Cuánta mugre. Por no decir que Francia tampoco ardía en deseos de tenerlo en sus manos ante el chorreo de datos que sobre el colaboracionismo francés durante la ocupación nazi el mentado KBarbie les iba a espetar sin remedio. Y es que la mugre y la infamia se extienden rápido.

Así las cosas, aparece la “Rat Line”, estructura organizada a la sombra vaticana, parece ser que auspiciada por el ala derecha más radical de la curia romana, y que acabó con las angustias vitales de Eichmann, Mengele y tantos otros mediante su traslado a Sudamérica y otros lugares. KBarbie llega en 1951 a Bolivia como Klaus Altmann.

Ya en Bolivia trabaja y va progresando socialmente. Se relaciona con el poder e influye disimuladamente en gobernantes, dictadores y oligarcas. También se relaciona con los servicios secretos y con la C.I.A. Acaba participando de manera más o menos sibilina en el apresamiento de Ernesto Guevara en la selva boliviana. Su deambular se cruza con el del discutido y gaseoso Régis Debray

Los cazadores de nazis creen haberlo reconocido. En Bolivia se siente seguro hasta el fallecimiento de Barrientos en 1969. Se traslada después a Lima donde se relaciona, como es lógico, con la colonia alemana, también importante. En el año 1972 la revista limeña “Caretas” lo descubre y retorna a La Paz, donde volverá a la tranquilidad protegido por las dictaduras de Banzer y Meza Tejada. Con Siles Suazo en el poder se acaba el mullido colchón protector y es deportado a Francia.

En Francia es juzgado en el año 1987. De su defensa se encarga otro personaje de película: Jacques Verges, de filiación comunista y anticolonialista se acabó convirtiendo en verdadero abogado del diablo. Odiado a espuertas, resulta brillante en muchas ocasiones. Entre sus clientes KBarbie, terroristas argelinos, negacionistas del holocausto, la Baader/Meinhoff, el ínclito Chacal/Carlos, acólitos de Sadam, y un largo etcétera. Como para leer sus libros (en ed. Anagrama). O ver la reciente “El abogado del terror” de Barbet Schroeder.



En el trailer americano sale sumariamente una impresionante selección de sus clientes:


Seguirá…

miércoles, 6 de octubre de 2010

El legado de Humboldt

Hace un par de entregas os contaba la sorpresa que me llevé leyendo “El planeta de Mr. Sammler” de SBellow. Acojonante libro. Sobre Bellow decía: “Pensaba en él como la enésima versión del escritor americano que en su día estuvo de moda por cualquier cosa menos por su calidad… y que por supuesto sólo escribe sobre divorcios, los suyos, resulta obvio; o New York, su ciudad; o su trabajo, que, evidentemente, no le satisface; o sus erecciones, inmensas, como os podréis imaginar… Qué equivocado estaba. Bellow es otra cosa. Tremendo y enjundioso. Le voy a hacer caso a Fresán y me voy a poner con “El legado de Humboldt”, estando la mitad de bien que “Sammler” me vale…”

Pues bien, me acabo de leer El legado del susodicho. Y ojo al dato, porque el libro en cuestión básicamente trata de: los divorcios y separaciones de los protagonista: Charlie Citrine, Humboldt, etc.; las ciudades de los protagonistas: en concreto Chigado, New York, una alucinante estancia en Madrid, etc.; los trabajos de los protagonistas: escritores, mafiosos, hiperactivos, desquiciados; y las relaciones sexuales de los protagonistas, con sus correspondientes erecciones. Digamos que estereotipo yanki S. XX cien por cien… Lo tenía todo para tocarme las naringes. Pero no lo hizo. Mas de seiscientas páginas, en parte un poco más de lo mismo, pero, por momentos, alucinantes. Cuando empezaron a aparecer todos los citados clichés estuve a punto de cerrar el asunto. Habría sido en falso, pues la cosa crece descaradamente… El amigo SBellow no se corta en cuanto a pajas mentales metafísico-existenciales-qué-hago-yo-aquí-etc. Me gustó muchísimo "El planeta de Mr. Sammler" y me gustó mucho "El legado de Humboldt". En algún momento seguiré con "Herzog", a ver que tal su divorcio, su trabajo, New York y las erecciones…

martes, 28 de septiembre de 2010

Todtnauberg



Hasta allá nos fuimos M. y Venturín. A 1021 metros de altitud, enclavado en medio de la Selva Negra (que de selva, a fecha de hoy, no tiene nada, simple bosque de pinos y abetos; y de negra, sólo un mucho de penumbra). Como era de esperar por aquellos lares el tiempo no acompañó. A mayores, y con buen criterio, la familia Heidegger no está por la labor de convertir su cabaña en un parque temático por lo que la misma sólo puede intuirse entre los prados y bosques que la rodean. Entre ellos un sendero discurre en la dirección correcta, pero, sin llegar a ver siquiera la famosa cabañita, un discreto pastor eléctrico y un cartel en tono marcial recomiendan no insistir en la majadería de llegar hasta su puerta. Cualquiera se aventura a un calambrasso ario… aunque he de reconocer que poco me faltó.

Era aquí donde un hosco y esquivo Martin H. se retiraba del mundanal ruido, básicamente sus clases en la universidad de Freiburg, para darle a la batidora neuronal rodeado de la mayor austeridad y quietud posibles. Supongo que todo manías el hombre. También fue aquí donde recibió la visita de la penumbra andante: Paul Celan. 25 de Julio de 1967. De qué pudieron hablar victima y victimario es cosa vedada en su mayor parte. Con anterioridad, Martin H había vivido su pseudo idilio nazi. Idilio que, a posteriori, supuso su ingreso en la lista negra. Debió ser en esa lista donde, apabullado por todo lo que había pasado y resultaba imposible negar, se planteó si era posible la poesía tras la 2ª GM. Cabe preguntarse si Paul Celan lo habrá sacado de sus dudas. Muestra evidente del masoquismo existencial del desdichado Celan, archivíctima del pangermanismo más feroz, es su relación con Martin H, quien, en gran medida, representaba todo lo que el desgraciado poeta odiaba, padecía y sufría. Hablando en plata, qué coño pinta un angustiado y balbuceante Celan en la cueva del Lobo?... por mucho que la prosa deslumbrante del Ogro lo subyugase, por mucho que quisiera enfrentarse con semejante personaje, por mucho que el Ogro hubiese reconocido la categoría de Celan, la cosa no se entiende… masoquismo desquiciado y descompuesto.

La visita se repitió alguna vez más. También se intercambiaron unas pocas cartas. Y el Ogro acudió a alguna lectura del propio Celan. Y Celan se soltó con un poema en conmemoración del famoso (des)encuentro. La árnica, amarilla y delicada, es un remedio natural contra el dolor…

"Todtnauberg

Árnica, alegría de los ojos, el/trago del pozo con el/dado de estrellas encima,
en La Cabaña
escrita/en el libro/-¿qué nombres anotó/antes del mío?-/en este libro/la línea de/una esperanza, hoy,/en una palabra que adviene/de alguien que piensa,/en el corazón,brañas del bosque, sin allanar,/satirión y satirión, en solitario,
crudeza, más tarde, de camino,/evidente,
el que nos conduce, el hombre,/que lo oye también,
las sendas/de garrotes a medio/pisar, en la turbera alta,/mojado, mucho."
(Trad. JL Reina Palazón)

El fenómeno Celan, en trance de inspiración total, ya había sentenciado en su Fuga de muerte: "La muerte es un maestro/amo de Alemania." Pocas muestras más representativas de “meister” alemán que el idolatrado Martin H. Dueño de una prosa finísima e inspirada, autor de ideas y teorías para muchos inigualables, innovador y descubridor, está claro que tenía deslumbrado al pobre Paul…

lunes, 20 de septiembre de 2010

Esa extraña bestia

Así califica Rodrigo Fresán "La broma infinita", el bloque de cemento definitivo de nuestro idolatrado DFWallace, el adelantado, el radical, el number one. En concreto, decía/escribía Fresán:

“Por un lado está la Gran Novela Americana y, por otro, la Inmensa Novela Americana”

Tanto la una como la otra de gran importancia, distingue Fresán entre ambas por su volumen, por el número de sus páginas. Como enfrentar “Nada” o “Matadero 5” (Gran) con “En busca del tiempo perdido” (Inmensa). La una más extensa que las otras, y todas definitivas. Seguía RFresán:

“Así, El legado de Humboldt, de Bellow, sería una Gran Novela Americana; Submundo, de Delillo, una Inmensa Novela Americana y esa extraña bestia que es La broma infinita, de David Foster Wallace, una Inmensa Gran Novela Americana o una Gran Inmensa Novela Americana.”

Así están las cosas. El Inmenso/Gran o Gran/Inmenso DFWallace se escapa. Es ya un autor de calificación reversible para algunos. Éste me cayó bien, sobre todo por el increscendo de calificativos, que, sin saber si es de coña o en plan catedrático, tiene su aquel.

Coincidió también que semanas antes había leído “El planeta de Mr. Sammler” de Saul Bellow. Aún le sigo dando vueltas. Vaya pasada de libro y vaya portento de escritor. No sé si por pereza o por manía, nunca me había puesto a leer a este Bellow. Pensaba en él como la enésima versión del escritor americano que en su día estuvo de moda por cualquier cosa menos por su calidad… y que por supuesto sólo escribe sobre divorcios, los suyos, resulta obvio; o New York, su ciudad; o su trabajo, que, evidentemente, no le satisface; o sus erecciones, inmensas, como os podréis imaginar… Qué equivocado estaba. Bellow es otra cosa. Tremendo y enjundioso. Le voy a hacer caso a Fresán y me voy a poner con “El legado de Humboldt”, estando la mitad de bien que “Sammler” me vale…

lunes, 2 de agosto de 2010

domingo, 20 de junio de 2010

"No podemos escapar de nuestro destino"


“7 de Mayo. Celan se ha tirado al Sena. El lunes pasado encontraron su cadáver. Ese hombre encantador e insoportable, feroz y con accesos de dulzura, al que yo estimaba y rehuía, por miedo a herirlo, pues todo lo hería. Siempre que me lo encontraba, me ponía en guardia y me controlaba, hasta el punto de que al cabo de media hora estaba extenuado.

11 de Mayo. Noche atroz. He soñado con la
sabia resolución de Celan. Celan fue hasta el final, agotó sus posibilidades de resistirse a la destrucción. En cierto sentido, su vida nada tiene de fragmentaria ni de fracasada: está plenamente realizada. Como poeta, no podía ir más lejos; en sus últimos poemas rozaba el Wortspielerie (juego de palabras). No conozco una muerte más patética ni menos triste.”

Tales son algunos de los comentarios relativos a Celan anotados por EMCioran en sus diarios/cuadernos. Atraído por semejante figura, de Celan me he leído todo lo que he encontrado. Sus poemas son punto y aparte. Agotados éstos, totalmente alucinado por ellos y por la patética figura de Paul Antschel, empecé con su correspondencia y con algunas biografías. En concreto las correspondencias con Nelly Sachs, con su mujer Gisele Celan-Lestrange y la biografía de John Felstiner: Paul Celan. Poeta, Superviviente, Judío

Agotador. Cuidado con ello. Nada más difícil, casi insufrible, que leer la correspondencia de un muerto viviente dirigida a otra persona, también más muerta que viva. Las escasas y fragmentarias cartas que Celan intercambió con Nelly Sachs me resultaron insoportables… ambos poetas judíos, marcados por su supervivencia al exterminio de ojos azules y cruces de hierro, se profesaban admiración mutua. Las cartas que se cruzaron son como leer un cáncer. Personalidades inmóviles, año tras año igual de temerosas, de agotadas, de enroscadas sobre sus ombligos, victimas de todo, aplastadas por todo, incapaces de disfrutar de nada, incapaces de decir que sí a cualquier lisonja o dádiva, grises y pesimistas. Sometidas, a veces hasta con fruición, a un teórico destino fatal. Realmente patéticas, pero también odiosas. Un cuarto de hora en compañía de Celan tengo la sensación de que sería más perjudicial para la salud de cualquier persona sana que quince años encerrado en un barril radioactivo. Considerándolo un verdadero genio de la literatura, creo que no soportaría aguantarlo a él y su vida muriente más de diez minutos. Es demasiado junto.

Empezando por uno mismo, todos nos podemos atrancar en algún mojón vital. Con algunas personas, compartir un rato en tales circunstancias resulta agotador. No al comienzo cuando la empatía y paciencia aún nos permiten escuchar. Pero sí cuando, mes tras mes, nos encontramos con la misma cantaina y la misma incapacidad para mirar hacia adelante. Con el mismo fatalismo y el mismo bucle negativo. Estos procesos de endogamia de espíritu producen unos antiseres, unos muertos vivientes, que irradian un entumecimiento y parálisis vital de tal magnitud, una metástasis tan venenosa, que cualquiera que se desenvuelva en su entorno más próximo posiblemente acabará odiándolo, o escapando de él, o matándolo, o loco, o todo a la vez. Y ello es terriblemente injusto, sin duda. Pero es que es así, así somos. Paul Celan era un caso de estos elevado al infinito.

Evidentemente la poesía de Celan es fruto del dolor salvaje. Ahora bien, basta leer su escasa correspondencia con Nelly Sachs para darse cuenta de hasta dónde se puede uno obsesionar e inmovilizar, hasta qué extremos se puede ser un muerto en vida, sin voluntad. De gente así, pobres, lo normal es escapar a las primeras de cambio. Por pura autoprotección. De aquellos que no puedan escapar de ellos, algunos los acabarán odiando, otros acabarán locos y otros llegarán hasta el crimen, si antes no se adelante el sufriente y se autoliquida. Sin tener culpa ninguna de su tremenda desgracia, las cartas de esta gente parecen la fórmula maestra del cáncer del alma. Horrible.

Los resultados de la solución final, de las “fábricas” en que se convirtieron algunos Lager parecen no tener fin. Y al final parece que el más humano de sus resultados era el de quien llegaba en un tren infestado de muerte y en media hora ya era ceniza, yaciendo así en las “fosas en el aire” que cantó un inspiradísimo, cósmico y universal Paul Celan. Porque basta leer y atender un poco a los supervivientes de los campos para ver hasta qué extremos la cosa consistió en una deshumanización tan feroz e insaciable que, ante la misma, la muerte pasa de ser una pena o agravio a ser un alivio. Los suicidios entre los supervivientes de los lager son apabullantes. También entre los que no fueron a ellos.

Paul Celan no los conoció. El 27 de Junio de 1941 intentó convencer a sus padres para que se refugiaran con él ante el inicio de las deportaciones de judíos en la región de Bucovina. “No podemos escapar de nuestro destino. Ya hay muchísimo judíos viviendo en Transnistria” contestaba su madre. Furioso, Celan se larga de casa y pasa la noche con unos amigos. A la mañana siguiente, levantado el toque de queda, vuelve a casa, pero sus padres ya no están. Glub. A diferencia de Celan, otros poetas amigos suyos habían decidido correr la misma suerte que sus respectivos padres y madres. Alfred Kittner e Immanuel Weissglas también fueron deportados. A los dos años estaban de vuelta ellos y sus padres en Czernowitz. Sin embargo, los padres de Celan no volvieron nunca de Ucrania.

El pobre Paul fue siempre consciente de que él no había hecho tanto como otros vecinos y compañeros por sus padres… dramática supervivencia la suya, larvada por un sentimiento de culpa y cobardía atroz. Doloroso y castrante asunto. De él se desentendió el 20 de abril de 1970, con un último y liberador chapuzón en el Sena. De por medio unos libros de poemas inigualables y de una belleza excepcional.

sábado, 12 de junio de 2010

Áncora y delfín vernáculos

Una vez colgadas esas magníficas muestras de autores foráneos, sería imperdonable no hacer lo mismo con los nacionales. Durante estos últimos años, entre ferias del libro, internet, y las tiendas de viejo que periódicamente visito, he ido comprando varios áncoras realmente excepcionales. Los de Cunqueiro, Cela, Pla y Umbral, casi todos primeras ediciones (consumismo, infausto consumismo), los tengo como oro en paño. Si uno toma como referencia lo que pueden llegar a pedir por cualquiera de ellos en algunas librerías de por aquí que se han subido a la parra, no digamos por los de Cela o Cunqueiro, Torrente o Blanco Amor, se podría pensar que ando tirando el dinero. Nada de eso, la realidad es que con paciencia y currándoselo un poco se consiguen auténticas gangas…

Las mayores alegrías me las llevé con el mindoniense universal, comprados sus libros entre ferias del libro y la librería “O recuncho” en la Avda. Peruleiro de Coruña. Pero sobre todo fue El cuaderno gris que me agencié en “O moucho”, C/ de la amargura de Coruña, la que me tuvo tres días sin dormir. Mítico libro del estentóreo Josep Pla traducido del catalán al castellano por el flemático Ridruejo, vaya dos fueras de serie: “Todo parece indicar (V.E.) que el Régimen se hunde como empresa, aunque se sostenga como tinglado










































































































































































































































































Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...